¿PERIODISMO O LOS FLAUTISTAS DE HAMELIN?




El periodismo a lo largo de los años ha mantenido en su carácter científico de informar los datos noticiosos tal como son, en forma objetiva, en blanco y negro, sin disfrazar ni retocar la información, con la belleza de la síntesis precisa y en concreto. Hasta las licencias literarias son mínimas. La noticia debe ser el centro de la información, objetiva, imparcial, debe reportar el evento: quién participó, qué sucedió, dónde, cuándo, el porqué.
Además de esta metodología científica aplicada a la información noticiosa, a la crónica y al reportaje, también encontramos el periodismo militante, el periodismo independiente, periodismo profesional, periodismo de barricada, periodismo aséptico, periodismo partidista, periodismo oficial, periodismo opositor…en fin, también Periodismo, porque de una u otra forma todos lo son. Lo importante para el destinatario, es reconocer a cada cual por la veracidad de sus recuentos, teniendo bien protegida nuestra propia independencia de criterio.
Y entonces llegaron los “opinion makers” mezclados entre reporteros y editorialistas. Son reconocibles tanto en la prensa escrita como en televisión. Cada uno de estos tiene su propia línea, su propia imagen fabricada de “inteligente”, de gran sabio, maduro en su formación y carácter, conocedor y analista profundo con sus hilos de conexiones hasta lo más alto del sistema.
Los debates sobre la verdad en este periodismo tienen profundas implicancias filosóficas desempeñándose en las contradicciones entre objetividad y subjetividad, y entre imparcialidad – parcialidad, entre verdad, medias verdades, mentiras y medias mentiras, incluyendo aquellas mentiritas piadosas usadas tan abundantemente por religiosos y non, a veces tan solo para puntualizar, a veces para desinformar. Añada, además, las noticias que no te llegan porque aquellos decidieron no informarte, o porque el tiempo se acabó.
Hoy la política domina todos los días de nuestras vidas. No es la política de barrio que conocíamos décadas atrás, aquel maravilloso trabajo de base. Hoy todos los días nos llega la política, preparada y digerida de antemano, enlatada por expertos en el arte de la “neuro-politica” e impulsada y propulsada por los medios de información y propaganda utilizando la imagen bien esculpida a propósito del periodista. Un periodista especializado tallado a ser maestro de la comunicación de masas y en la re-orientación de la información, denominados específicamente como “creadores de opinión” (“opinión makers”), y quienes tienen total supremacía en el mundo de la información como si fueran “rock stars”, o actores de Hollywood, enamorando las masas de inexpertos y a los “couch potatoes”.
La misión principal de los grandes medios de comunicación privados, dominados por los grandes intereses económicos, no es informar, es simplemente la ampliación del “business publicitario”, usando la propaganda política como carnada para atraer los fanáticos. Por ejemplo, Fox y CNN abierta, burdamente y sin alguna vergüenza, se dividen el mercado político norteamericano DEM y GOP. Solo reconocer que la Fox es parte del imperio del australiano Murdoch y la CNN propiedad de WB, históricamente dominada por los hebreos, da mucho que pensar. El australiano y los hebreos dominan las comunicaciones de la política americana, mientras ellos dos dicen ser “preocupadísimos” por la participación de los extranjeros en la política del país. ¿Será el nuestro un mundo de ingenuos y pendejos?
Es evidente que la información noticiosa y la crónica se han convertido en tan solo relleno de páginas o de espació televisivo siendo más importante sostener la llamada información de parte, la de los creadores de opinión que ya vienen con sus narrativas ya preparadas, estudiadas y compartidas entre los afectos de cada línea de mando.
Todos los días se lleva a cabo una batalla campal entre los formadores de opinión pública, en la que los altos gurús comandan y prevalecen con sus narrativas de ocasión, (tipo Hannity o las modelos con falditas especializadas de Outnumbered en la Fox; - o Wolf o John King en CNN, por ejemplo), quienes fungen de periodistas “normales” cuando en verdad cada uno tiene su bien retribuida misión política. Nosotros, a veces ingenuamente los vemos como simples periodistas, cuando en verdad no lo son. Son políticos de buena raza en la trinchera del periodismo, y en esa trinchera tienen que ser, además de periodistas, actores, artistas cada uno con su función específica tal y como se hace en el “casting” de una película. La industria del “big media” ha sabido combinar periodismo con entretenimiento. El periodismo se hace todo político y la política produce fanáticos. Tal como hizo en el pasado el deporte profesional transformando la partida en un evento de entretenimiento y no tan solo deportivo, así los medios de comunicación han sabido combinar política y entretenimiento, fórmula magistral para atraer más audiencia, crear más fanáticos, más publicidad y más ganancia$.
CNN, la Fox, y todas las demás usan la información para desinformar, para manipular nuestras mentes y para modificar nuestras opiniones, hasta convertirnos en sus fanáticos hipnotizados, en la que cada información, cada gesto, cada cambio de tono de voz, cada "primer plano", y cada sonriso del opinionista de turno, debe producir en nosotros un orgasmo político-partidista además de robotizarnos para andar hacer proselitismo “callejero” y en los medios sociales. ¡Bella Democracia con su Cuarto Poder convertido en Flautista de Hamelin?
¿Y nosotros? ¡Pues hombre abrir los ojos, a desintoxicarse y a estudiar, y cada uno a salirse de la fila del flautista!

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