Las dos alas

 

Por: Rubén Berríos Martínez / 

Lola Rodríguez de Tió - Ilustración de Roberto Figueredo / 

Son muchos los visitantes puertorriqueños en La Habana que al conocer a un cubano reciben como bienvenida los dos primeros versos de esa estrofa. Algunos, dando a esas palabras carácter de verdad inalterable, adjudican a José Martí los versos de la puertorriqueña Lola Rodríguez de Tió. En Puerto Rico, tan conocidos son que recientemente un periódico de circulación diaria, para destacar el cambio de la política de Estados Unidos hacia Cuba, desplegó en primera plana la imagen de un pájaro cuyas alas abiertas son, una, la bandera de Puerto Rico, y la otra, la de Cuba.

Es que para puertorriqueños y cubanos no hay imagen más sencilla y representativa de nuestra común identidad, fruto de similares geografías, etnias, idioma, costumbres y luchas centenarias. Los versos que doña Lola descolgó del infinito forman parte del imaginario colectivo de cubanos y puertorriqueños.

Ambos pueblos sabemos lo que somos sin necesidad de explicaciones. Por eso, hablando sobre nuestras dos islas, Martí llamaba a “desechar, por innecesarias, como la prueba de que la sangre arde en nuestras venas y el sol calienta el mundo, las declaraciones de hermandad entre dos tierras que son una sola desdicha, y un solo corazón”. Y Julia de Burgos, en poema dedicado a Martí: “Yo vengo de la tierra mitad de tu destino […]/ a la que diste sangre, como diste camino/ (que, al caer por tu Cuba, ya caíste por ella)”. 

José Martí (Jamaica, octubre de 1892), como
parte de sus periplos por las Antillas en
tareas del Partido Revolucionario Cubano.
Foto: INCONOGRAFÍA MARTIANA

Los poetas tienen en sus resplandores intuitivos el don superior de plasmar con la magia de la palabra tendencias y ondas ocultas a los sentidos que se engarzan en los siglos más allá de las coyunturas pasajeras. Para ellos “pasados los siglos horas fueron”, como intuyó hace 400 años en certera síntesis Calderón de la Barca.

Entre la poesía y la historia, la lucha


La historia comprueba lo correcto de la intuición poética. Nuestros destinos, más allá de lo pasajero, están inextricablemente unidos.

En el horizonte de los siglos, por donde va Cuba va Puerto Rico; y también nuestra Patria Grande, porque las Antillas son el “fiel de la balanza” continental. De ahí la trascendental importancia del reciente anuncio simultáneo de los presidentes de Estados Unidos y Cuba.

Cuba y Puerto Rico, las últimas colonias españolas en América, fueron siempre unidas de la mano en sus luchas libertarias. En Yara y Lares se proclamó la república en el mismo año del 1868.

 

Betances y Hostos legaron a Martí la semilla del antillanismo. Él la hizo florecer y nos obsequió su bandera para que nosotros, invirtiendo sus colores, ondeáramos la nuestra. Y el Partido Revolucionario de Cuba, fundado en el 1892, se constituyó “para lograr con los esfuerzos reunidos de todos los hombres de buena voluntad, la independencia absoluta de la Isla de Cuba y fomentar y auxiliar la de Puerto Rico”. Betances, Hostos y el general Rius Rivera pusieron su pluma, su acción política y su espada al servicio de la causa cubana, y hoy son también próceres cubanos.

En 1898, en la Guerra Hispano-Cubano-Americana, Estados Unidos invadió ambas islas, convirtiendo a Puerto Rico en colonia y a Cuba en semicolonia regida por la Enmienda Platt, que le permitía a Estados Unidos intervenir a discreción en la isla hermana.

En la primera mitad del siglo XX ambas islas se convirtieron en latifundios cañeros dominados por capital absentista norteamericano. Fue entonces que surgió en Puerto Rico la figura prócer de don Pedro Albizu Campos quien, encarcelado en Estados Unidos, se convirtió en prohombre latinoamericano. No es casual que a principios de la década del 50 el joven Fidel Castro protestara en las calles de La Habana demandando la libertad del líder puertorriqueño, en prisión nuevamente como consecuencia de la Insurrección Nacionalista del 1950.

El prócer puertorriqueño Ramón Emeterio Betances
fue representante, en París, del Partido Revolucionario
Cubano. Foto: Archivo del doctor Félix Ojeda Reyes.

En 1952, a raíz de la Guerra Fría y ante el clamor mundial por la descolonización, Estados Unidos respondió reafirmando su dominio sobre nuestra patria, cambiándole el nombre a la colonia por el de Estado Libre Asociado. Y luego del triunfo de la Revolución Cubana nos convirtió en la contraparte de Cuba. Desde entonces, a pesar del posterior derrumbe de la Unión Soviética, la Guerra Fría prevaleció en el Caribe.

Durante más de cincuenta años Cuba ha resistido invasiones, sabotajes, bloqueos, penurias y atropellos de todo tipo simbolizados en los últimos años por la gesta de los cinco antiterroristas cubanos encarcelados en Estados Unidos y finalmente liberados. Bajo el liderato del comandante Fidel Castro, Cuba se mantuvo fiel al mandato martiano en defensa de nuestra independencia. En el 1964, ante la ONU, en nombre de Cuba, Ernesto Che Guevara rindió “homenaje de admiración y gratitud a quien dignifica a nuestra América… [a] Albizu Campos, un símbolo de la América todavía irredenta pero indómita”. En décadas posteriores, a iniciativa de Cuba y con el respaldo de varios gobiernos latinoamericanos, el Comité de Descolonización de la ONU ha aprobado –desde años por unanimidad– innumerables resoluciones respaldando nuestra descolonización e independencia.

Símbolos, realidades, resistencia


En Puerto Rico, a pesar del discrimen y la represión, el independentismo desde diversas perspectivas y trincheras no cejó en su lucha. Y a principios del siglo XXI la victoria de Vieques vació de contenido la razón estratégica militar que llevó a la invasión del 1898, y que imposibilitó nuestra independencia luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando el independentismo era ampliamente mayoritario. El independentismo, junto a los viequenses, logró aglutinar a la inmensa mayoría de nuestro pueblo en una gesta de desobediencia civil que costó cárcel a miles y logró detener el bombardeo de la Marina y el cierre de su más importante instalación militar en el Caribe, Roosevelt Roads. Ahora, con el anuncio del futuro restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, la Guerra Fría en el Caribe está llegando a su fin. 

En su lecho de muerte Albizu Campos, el luchador que
sufrió 21 años de cárcel, en la cual las autoridades del 
imperio trataron de aniquilarlo con radiaciones, abraza
la bandera de patria. Foto: Archivo de Bohemia.
Autor sin identificar.

Estados Unidos ha comenzado a rectificar su política respecto a Cuba. Le falta rectificar su política colonial hacia Puerto Rico. Nada sería más justo que comenzar con la liberación del patriota Oscar López, quien lleva 33 años preso en Estados Unidos, más tiempo que ningún otro prisionero político en el mundo.

El presidente Obama, al anunciar su nueva política hacia Cuba dijo: “Hay que dejar atrás el legado del colonialismo y del comunismo”. Solo a Cuba corresponde decidir sobre su futuro. Lo que sí corresponde a Estados Unidos es dejar de ser la última gran potencia colonial en América. No se puede mantener una colonia y proclamarse paladín de la democracia y la libre determinación.

Las señales de los tiempos son claras. En Puerto Rico, en el plebiscito del 2012, un contundente 54 por ciento rechazó la continuación del colonialismo. La bancarrota política, económica, social y moral del colonialismo es tal que en poco más de medio siglo más de la mitad de nuestra población ha tenido que emigrar.

En Nuestra América, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), compuesta por todos sus gobiernos, en su Cumbre de 2014, luego de hacer referencia a las “resoluciones sobre Puerto Rico” del Comité de Descolonización de la ONU, por unanimidad se comprometió a “seguir trabajando en el marco del derecho internacional”, “para lograr que la región de América Latina y el Caribe sea un territorio libre de colonialismo y colonias”. Y concluyó encomendando “al Cuarteto de la Celac (los países que componen su directiva) para que con la participación de otros estados miembros que deseen sumarse a este mandato, presenten propuestas para avanzar” en el logro de dicho objetivo en el caso específico de Puerto Rico.

En Estados Unidos los últimos tres presidentes han reconocido formalmente nuestra condición de subordinación política y en los más altos círculos intelectuales y jurídicos se ha iniciado una importante discusión sobre el futuro de las relaciones entre esa nación y Puerto Rico. Harvard acaba de anunciar la inminente publicación de un libro en el cual “prominentes juristas examinan la historia y el legado de los casos insulares que están manchados por nociones de raza e imperio ya pasados de moda y exploran soluciones posibles a los dilemas que estos casos crearon”.

 

Cuba y Puerto Rico de un pájaro las dos alas. Ilustración de Roberto Figueredo

En 1899 esa misma Universidad publicó los artículos que sentaron las bases sobre las que el Tribunal Supremo de esa nación creó el andamiaje jurídico para justificar su nueva expansión colonial. Como en el 1899, Estados Unidos se prepara hoy para su decisión respecto a Puerto Rico.

Colindancia histórica y futuro


Ahora más que nunca nos compete a nosotros seguir presionando al gobierno norteamericano -tanto en Puerto Rico, como internacionalmente y en los propios Estados Unidos- hasta crearle una crisis política que lo obligue a cumplir su obligación descolonizadora para que al fin los puertorriqueños podamos ser dueños de nuestro futuro.

Se acerca la hora de nuestra descolonización. Los cruciales cambios anunciados desde La Habana y Washington preludian una nueva relación entre Estados Unidos y Nuestra América. En esa nueva realidad es inconcebible mantener en Puerto Rico un status colonial, antidemocrático por definición.

El que crea que las afines colindancias históricas que doña Lola recogió en sus versos no continuarán su curso como por siglos lo han hecho, todavía no sabe que para volar un pájaro necesita las dos alas. Les toca ahora a Cuba y a Puerto Rico recibir flores sobre el mismo corazón.

Por: Rubén Berríos Martínez

13 enero 2015

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2015/01/13/las-dos-alas/#:~:text=Cuba%20y%20Puerto%20Rico%20son,balas%2F%20sobre%20el%20mismo%20coraz%C3%B3n%E2%80%A6&text=Y%20Julia%20de%20Burgos%2C%20en,ya%20ca%C3%ADste%20por%20ella)%E2%80%9D.


Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas

[Poema - Texto completo.]

Lola Rodríguez de Tió

Cuba, Cuba, a tu ribera
llego triste y desolada,
al dejar la patria amada
donde vi la luz primera!
Sacude el ala ligera
la radiante inspiracion,
responde mi corazón
en nobles afectos ricos,
la hija de Puerto Rico
lanza al viento su canción!

Mas las nieblas del olvido
no han de empafiar los ref1ejos
del hogar que miro lejos
tras de los mares perdido!…
Otro aquí vengo a formar
y ya no podré olvidar
que el alma llena de anhelo,
encuentra bajo este cielo
aire y luz para cantar!

¿Cómo no darme calor
la hermosa tierra de Tula,
donde al horizonte azula
y da a los campos color?
¿Cómo no encontrar amor,
para colmar el poeta
las ansias de su alma inquieta,
aquí, donde esplende el arte
y en abundancia reparte
las tintas de su paleta?

¡Nieble pléyade cubana
que entre sombras centellea!
j Dulce musa de Zenea,
flor que se agotó temprana!
Tras de la estela lejana
mi inspiracion adivina,
la figura de Cortina
que con acento vibrante
dice a tu patria ¡adelante!
no te detengas: ¡camina!…

Yo no me siento extranjera:
bajo este cielo cubano
cada ser es un hermano
que en mi corazon impera.
Si el cariño por do quiera
voy encontrando a mi paso,
¿Puedo imaginar acaso
que el sol no me dé en ofrenda,
un rayo de luz que encienda
los celajes de mi ocaso?

Vuestros dioses tutelares
han de ser también los míos!
Vuestras palmas, vuestros ríos
repetirán mis cantares…
Culto rindo a estos hogares
donde ni estorba ni aterra
el duro brazo que cierra
del hombre los horizontes…
Yo cantaré en estos montes
como cantaba en mi tierra!

Cuba y Puerto Rico son
de un pájaro las dos alas,
reciben flores o balas
sobre el mismo corazón…

¡Que mucho si en la ilusión
que mil tintes arrebola,
sueña la musa de Lola
con ferviente fantasía,
de esta tierra y de la mía
hacer una patria sola!

Le basta al ave una rama
para formar blando lecho;
bajo su rústico techo
es dichosa porque ama!
Todo el que en amor se inflama
calma en breve su hondo anhelo;
y yo plegando mi vuelo,
como el ave en la enramada,
canto feliz, Cuba amada,
tu mar, tu campo y tu cielo!


Comentarios

Le puede interesar: