¿Será que el capitalismo comienza a reinventarse para salvarse?
El gran reseteo mundial: de vuelta al Estado de Bienestar
La propuesta del “gran reseteo” parte del miedo de la burguesía a que la cada vez mayor desigualdad derive en rebeliones sociales y en la migración de votos hacia partidos políticos de izquierda...
Autor Pasqualina Curcio /
No es casual que
recientemente escuchemos a gobernantes y a voceros de Naciones Unidas referirse
incansablemente al Estado de Bienestar y a la necesidad de un nuevo “contrato
social”. Enmarcan este discurso en el mundo post-pandemia y en lo que han
denominado “una nueva normalidad”. No es que esté de moda el asunto del “Estado
de Bienestar” y por eso lo repiten. Están siguiendo una línea, una decisión,
que proviene, nada más y nada menos, que de los no más de 1.000 grandes
multimillonarios y líderes mundiales que anualmente se reúnen en el Foro
Económico de Davos.
El reciente informe de la CEPAL titulado “Panorama Social de
América Latina 2020” está dedicado al Estado de Bienestar, justificando su
“necesaria” creación en la región en el marco de un nuevo contrato social que
exige el mundo post-pandemia. Esta iniciativa se debatió en enero de este año en
Suiza, la cual ya Kkaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro
Económico Mundial de Davos había recogido en su libro “Covid-19: El gran
reseteo” publicado en octubre 2020.
Aunque difícil de creer, dice Schwab: “…la era postpandemia
marcará el comienzo de un período de ´redistribución masiva´ de la riqueza… es
probable que el Covid-19 sea la sentencia de muerte del neoliberalismo. La
‘masiva redistribución’ y el abandono de las políticas neoliberales ejercerán
un impacto definitivo en la organización de nuestras sociedades, que van desde
cómo las desigualdades pueden estimular el malestar social hasta el papel cada
vez mayor de los gobiernos y la redefinición de los contratos sociales… las
soluciones políticas existen y, en general, consisten en adaptar el Estado de
Bienestar al mundo actual.”
La propuesta del “reseteo mundial” nada tiene que ver con la
pandemia. Ya en enero 2019 los titulares eran: “Davos demanda un nuevo contrato
social para que el estado de bienestar sobreviva”. En 2016 el tema de reunión
en Suiza fue: “el cambio, la nueva normalidad”. En 2018 dos artículos fueron
publicados en la Revista Finanzas y Desarrollo del FMI: “Rediseñar el Estado de
Bienestar” y “Un nuevo contrato social”. Llevan tiempo fraguando este plan y la
pandemia les cayó como anillo al dedo.
Llama la atención que sean los propios capitalistas los que
estén revisando el neoliberalismo y proponiendo regresar al Estado de
Bienestar. ¿Qué les preocupa? ¿Qué se traen entre manos? Hay dos grandes miedos
que afloran en sus escritos e intervenciones:

Malestar social
Se lee en el libro de Schwab: “Uno de los peligros más
profundos que enfrenta la era posterior a la pandemia es la agitación... cuando
las personas no tienen trabajo, ingresos, ni perspectivas de una vida mejor, a
menudo recurren a la violencia. Si los gobiernos tienen que recurrir al uso de
fuerzas paramilitares o militares para sofocar, por ejemplo, disturbios o
ataques a la propiedad, las sociedades podrían comenzar a desintegrarse…los
últimos dos años, más de 100 protestas antigubernamentales importantes han
tenido lugar en todo el mundo”.
Temen que la cada vez mayor desigualdad derive en una
pérdida de confianza en la institucionalidad política, no solo manifestándose
en rebeliones sociales, sino en la migración de los votos hacia partidos
políticos de izquierda, tal como muestra Thomas Piketty en su reciente libro:
“Escisiones políticas y desigualdades sociales”.
Final del dominio del capital
La existencia y dominación de la burguesía depende de su
posibilidad de seguir acumulando y concentrado capital, lo cual solo es posible
con la presencia del trabajo asalariado. Las grandes desigualdades generadas a
partir de la instauración del neoliberalismo en los 80´ y el hecho de que el 1%
de la población mundial se apropie del 84% de lo que se produce, repercute en
las cada vez peores condiciones de vida de la clase obrera, disminuyendo la
posibilidad de consumo por parte de las grandes mayorías, afectando los niveles
de crecimiento económico y por tanto de acumulación de capital, además del
descontento social ya mencionado. Es esto lo que verdaderamente preocupa a la
burguesía.
El Estado de Bienestar en la historia
Estos temores no son nuevos, de hecho, el Estado de
Bienestar surgió en Alemania durante el siglo XIX en tiempos de Otto Von
Bismarck ante el peligro que constituía el surgimiento de la militancia de la
clase obrera con ideas revolucionarias promovidas por Karl Marx. Se originó con
la protección de los trabajadores bajo la forma de seguro social para
apaciguarlos y contener el socialismo. En los 30´, luego de la Gran Depresión,
Roosevelt estableció el New Deal (Nuevo trato o con-trato) en EEUU, cuyos objetivos
eran la protección social al trabajador y calmar/callar a la clase obrera.
Afirma Schwab: “Durante la Guerra Fría, los gobiernos de los
países capitalistas estaban tan preocupados por una rebelión comunista que
pusieron en marcha un modelo dirigido por el Estado para prevenirla”. Fue luego
de la disolución de la URSS a finales de los 80´ que el temor al eventual
avance y consolidación del socialismo desapareció y con este el Estado de
Bienestar, abriendo paso al neoliberalismo que se instauró a sus anchas a nivel
mundial.
A inicios del siglo XXI, comenzó a cundir nuevamente el
pánico. Un fantasma recorría Nuestra América. En Venezuela, la Revolución
Bolivariana se declaró antiimperialista y socialista, un mal ejemplo para la
región, a la que se le fueron sumando seguidores en un contexto mundial
caracterizado por la escalada de la pobreza y la miseria.
Hoy, los multimillonarios asustados están dispuestos a
ceder, por la vía de impuestos, algo de sus ganancias (una pizca del 84% que se
apropian de la producción mundial) para que los Estados intervengan en la
economía con un objetivo específico: garantizar la subsistencia (salud,
educación, vivienda) a los trabajadores de manera que puedan seguir produciendo
y reproduciéndose, puedan consumir, pero sobre todo para mantenerlos calmados y
distraídos y que no estén pensando en revoluciones e ideando cambios en el modo
de producción explotador capitalista.
Venezuela: ¿Estado de Bienestar o Socialismo?
Afortunadamente, el pueblo venezolano está muy claro y sabe
que, una cosa es el Estado de Bienestar que como estrategia histórica, en el
marco del capitalismo, ha pretendido aplacar y contener con dádivas las
revoluciones y otra muy distinta es el Socialismo.
El que el Estado intervenga en la economía es un debate más
que superado por los venezolanos, el cual se concretó en la Constitución de
1999 y en los últimos años de experiencia revolucionaria. Desde hace 22 años se
reconoció constitucionalmente la universalidad y gratuidad en nuestro país de
la seguridad social en su concepto amplio (salud, pensiones, vivienda,
desempleo, educación, alimentación, recreación, entre otros).
Para el pueblo venezolano, el proyecto es de mayor
envergadura, va mucho más allá que simples reformas que buscan maquillar la
intervención de un Estado que dice ofrecer bienestar en un ambiente de
explotación. El proyecto es bolivariano y se resume en una frase:
“Independencia y Patria Socialista”. Allá los de Davos y los de la Cepal
tratando de confundir para salvar y resetear al capitalismo con falso rostro de
bienestar.
Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/212557
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