Operación Ciclón:
La CIA, los Republicanos y los DEMÓCRATAS, Y los fundamentalistas islámicos…
La Operación
Ciclón fue el nombre en clave del programa de la Agencia Central de
Inteligencia (CIA) estadounidense para reclutar a los fundamentalistas
islámicos (luego conocidos como muyahidines) contra el gobierno de la República
Democrática de Afganistán (1978-1992) y el Ejército Rojo (1979-1989). La
Operación Ciclón es una de las operaciones de la CIA más largas y caras
llevadas a cabo, cuya financiación comenzó con 20-30 millones de dólares por
año en 1980 y alcanzó los 630 millones de dólares anuales en 1987; para un
total estimado de 40.000 millones de dólares durante los 25 años de duración,
aunque el verdadero valor no se conoce por el secretismo de ésta.
El consejero de
Seguridad Nacional del presidente Jimmy Carter, Zbigniew Brzezinski, declaró
que la decisión estadounidense de ayudar a los muyahidin para provocar que la
Unión Soviética se involucrara en un conflicto costoso y presuntamente
distractor, equivalente al de la guerra de Vietnam, del que no podría
desprenderse por amenazar directamente su frontera sur. En una entrevista en
1998 con el semanario francés Le Nouvel Observateur, Brzezinski recordó que:
“No presionamos a los rusos a intervenir, pero
incrementamos a propósito la probabilidad de que lo hicieran... Esa operación
secreta fue una idea excelente. Tuvo el efecto de atraer a los soviéticos hacia
la trampa afgana... El día que los soviéticos cruzaron la frontera, escribí al
presidente Carter: Ahora tenemos la oportunidad de darle a la Unión Soviética
su guerra de Vietnam”
El 3 de julio de
1978, el presidente de Estados Unidos Jimmy Carter firmó un decreto
presidencial secreto que autorizaba la financiación de guerrillas
anticomunistas en Afganistán, aunque las primeras operaciones de la
inteligencia estadounidense y británica y la participación del gobierno de
Pakistán, todas clandestinas, datan de comienzos de la década en 1973 y un
primer intento de guerra civil y golpe de estado fracasó en 1975.
Tras la invasión soviética de Afganistán en diciembre de 1979 y la instauración del presidente Babrak Karmal, Carter anunció que la invasión soviética de Afganistán es la mayor amenaza a la paz desde la Segunda Guerra Mundial.
Para ejecutar esta
política, el presidente Ronald Reagan desplegó a los oficiales de operaciones
paramilitares de la División de Actividades Especiales de la CIA para entrenar,
equipar y comandar a las fuerzas muyahidín contra el Ejército Rojo. Aunque la
CIA y el senador tejano Charlie Wilson recibieron la mayor parte de la atención
por sus papeles, el arquitecto clave de la estrategia fue Michael G. Vickers,
un joven oficial de la CIA especialista en operaciones paramilitares
clandestinas que trabajaba para Gust Avrakotos, el jefe regional de la CIA en
Pakistán. El programa de acción encubierta de Reagan había recibido el crédito
por ayudar al fin de la intervención soviética de Afganistán.
El programa dependía en gran medida del uso de la Inter-Services Intelligence pakistaní como un intermediario para la distribución de fondos, pase de armas, entrenamiento militar y apoyo financiero de los grupos rebeldes islamistas. Junto con la financiación de programas similares por el MI6 y el Special Air Service (SAS) británicos, Arabia Saudita y la República Popular de China, el ISI pakistaní armó y entrenó a más de 100.000 insurgentes entre 1973 y 1992. Animaron a voluntarios de los estados árabes a unirse a los muyahidines en Afganistán. Las tropas soviéticas salieron por completo de Afganistán el 15 de febrero de 1989, pero la guerra continuó hasta 1992.
Los Estados Unidos ofrecieron dos paquetes de asistencia económica y ventas militares para apoyar el papel de Pakistán. El primer paquete de asistencia de 6 años (1981-1987) ascendió a 3.200 millones de dólares, dividido equitativamente entre entrega de dinero en efectivo y ventas militares. Los Estados Unidos también vendieron 40 cazas F-16 a Pakistán en el período de 1983 a 1987 a un costo de 1.200 millones como parte del paquete de asistencia. El segundo paquete de asistencia de 6 años (1987-1993) sumó 4.200 millones. Fuera de éste, 2.280 millones fueron gastados en asistencia económica en forma de entrega directa de dinero o préstamos con una tasa de interés del 2 al 3%. El resto de la asignación (1.740 millones) fue usado en forma de crédito para compras militares. La venta de armas no estadounidenses a Pakistán con destino a Afganistán fue facilitada por Israel. Una cantidad aproximada de 20.000 millones de dólares en fondos estadounidenses fueron introducidos en el país para entrenar y equipar a los grupos muyahidines con armas, incluyendo misiles FIM-92 Stinger; aunque el verdadero costo no se conocerá por secretismo que lo rodeó y la corrupción imperante entre los oficiales estadounidenses participantes.
El programa de
financiamiento fue incrementado anualmente gracias al cabildeo de prominentes
políticos estadounidenses y oficiales del gobierno, tales como Charles Wilson,
Gordon Humphrey, Fred Ikle y William Casey. En el gobierno de Ronald Reagan, el
apoyo estadounidense para los muyahidines evolucionó hasta convertirse en parte
central de la política exterior estadounidense, denominada la Doctrina Reagan,
por la cual Estados Unidos proveía apoyo militar y de otro tipo a los
movimientos de terroristas anticomunistas en Afganistán, Angola, Nicaragua y
otras partes del mundo.
Tras diciembre de
1979, Carter anunció su Doctrina Carter: que los Estados Unidos no permitirían
que ninguna fuerza, diferente de ellos, obtuviera control del golfo Pérsico y
que con la presencia de sus fuerzas navales protegerían el flujo de petróleo
hacia occidente. Puso fin al acuerdo de venta de granos que tenía como
propósito establecer relaciones comerciales con la Unión Soviética y disminuir
las tensiones de la Guerra Fría. Las exportaciones de grano habían sido
beneficiosas para los campesinos que lo cultivaban; y el embargo de Carter
marcó el inicio de las dificultades y ruina de muchos de los pequeños y
medianos agricultores estadounidenses y la concentración del negocio en las
grandes corporaciones. Asimismo, prohibió a los estadounidenses participar en
los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 y reinstauró el servicio militar obligatorio
para varones jóvenes.
Estados Unidos
cambió su interés en Afganistán tras el retiro de las tropas soviéticas en
1989. La financiación estadounidense al líder rebelde Gulbuddin Hekmatyar y a
su partido Hezbi Islami fue interrumpida inmediatamente. También se redujo la
asistencia a refugiados afganos en Pakistán.
En octubre de 1990, el presidente George H. W. Bush se negó a confirmar que Pakistán no poseía un dispositivo explosivo nuclear, lo que provocó la imposición de sanciones contra Pakistán bajo la Enmienda Pressler (1985) y la Ley de Asistencia Extranjera. Esta situación interrumpió el segundo paquete de asistencia ofrecido en 1987 así como la asistencia económica y ventas militares, con la excepción de aquella asistencia económica de camino por Pakistán. Las ventas militares y el programa de entrenamiento militar fueron abandonadas y se solicitó que los oficiales pakistaníes en entrenamiento en los Estados Unidos regresaran a su país.
Muchos de los
muyahidines veteranos de la guerra anticomunista luego formaron parte de las
filas del ejército talibán.
El gobierno
estadounidense ha sido criticado por permitir a Pakistán canalizar una cantidad
desproporcionada de su financiación al líder rebelde Gulbuddin Hekmatyar, a
quien los oficiales pakistaníes consideraban "su hombre". Hekmatyar ha sido acusado de matar a otros
muhayidín y de atacar a poblaciones civiles, incluyendo el bombardeo de Kabul
con armas suministradas por Estados Unidos, causando 2.000 muertes. Se afirma
que Hekmatyar fue cercano a Osama bin Laden, fundador de al Qaeda, quien estaba
dirigiendo una operación para asistir en la lucha a voluntarios árabes afganos
en Afganistán, denominada Maktab al-Khadamat. Alarmado por su comportamiento,
el líder pakistaní Muhammad Zia-ul-Haq advirtió a Hekmatyar que "fue
Pakistán quien lo hizo un líder afgano y es Pakistán quien puede igualmente
destruirlo si continuaba portándose mal."
A fines de los
años 1980, la primera ministra pakistaní Benazir Bhutto, preocupada por la
fuerza creciente del movimiento islamista, dijo al presidente George H. W. Bush
que "está creando a un Frankenstein." Estados Unidos sostuvo que
todos sus fondos fueron a los rebeldes afganos nativos y negó que algún fondo
fuera usado para abastecer a Osama bin Laden o a muhayidín árabes extranjeros.
Se estima que 35.000 musulmanes extranjeros de 43 países diferentes reclutados
y entrenados por la CIA participaron en la guerra.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Operaci%C3%B3n_Cicl%C3%B3n
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