TRANSPARENCIA Y RADIOGRAFÍA DE LA ECONOMÍA CUBANA…
Para 2020, la Comisión Económica para América Latina y el
Caribe (CEPAL) estima
una contracción de la economía cubana del 8,5% (en
comparación con un crecimiento
del 0,5% en 2019). Los gastos derivados de las acciones para
hacer frente a la pandemia
de enfermedad por coronavirus (COVID-19) han sido
significativos y el cierre de las
fronteras ha reducido drásticamente los ingresos
provenientes del turismo. Los ingresos
del sector no estatal de la economía también resultaron
fuertemente afectados. En el
punto más crítico de la pandemia, más de 250.000
trabajadores por cuenta propia habían
suspendido su licencia de trabajo.
El déficit fiscal del Estado se ubicará en torno a un 9% del
producto interno bruto (PIB) en 2020.
También se estima un deterioro de la cuenta corriente, que
no obstante continuará siendo ligeramente
superavitaria (el 0,3% del PIB, con respecto al 1,4% en
2019) debido a que la notable disminución de
los ingresos por turismo y de las remesas se verá
parcialmente compensada por la reducción de las
importaciones, la suspensión o el retraso de algunos pagos
de deuda externa y los ingresos derivados de
la exportación de fármacos y servicios médicos. La inflación
podría acelerarse en el último trimestre del
año ante la contracción de las importaciones por la escasez
de divisas y la evolución desfavorable de la
producción agropecuaria, a pesar de la fuerte disminución de
la actividad económica. La tasa de
desempleo aumentaría debido sobre todo a la situación de los
trabajadores por cuenta propia.
Al impacto económico de la pandemia se añade el
endurecimiento del bloqueo económico,
comercial y financiero del Gobierno de los Estados Unidos,
que ha tenido graves consecuencias para la
población, pues ha afectado el suministro de combustible,
reducido el flujo de visitantes, limitado las
inversiones externas y la exportación de servicios médicos y
frenado el envío de remesas (a partir de
finales de noviembre). El Gobierno cubano señaló que, por
primera vez en la historia, los daños
ocasionados por el bloqueo superan los 5.000 millones de
dólares en un año (abril de 2019 a marzo de
2020).
La estrategia anunciada para enfrentar la crisis, que se
implementó a partir del segundo semestre
del año, prioriza el aumento de la producción de alimentos,
el incremento y el incentivo de las
exportaciones (tanto del sector estatal como del no
estatal), el fortalecimiento de las empresas estatales,
la descentralización gradual de la asignación de
financiamiento en divisas a la economía, la mejora del
entorno económico del sector no estatal, el fomento del desarrollo
territorial, la implementación de un
proceso de ordenamiento monetario y cambiario, y la
promoción de la informatización de la sociedad.
De acuerdo con el Informe de Liquidación del Presupuesto del
Estado, el déficit fiscal de 2019
representó el 6,2% del PIB, una reducción de casi 2 puntos
porcentuales del PIB con respecto a 2018.
Esta reducción obedece, principalmente, a un recorte de los
gastos, a las medidas tomadas por el
Gobierno para encontrar fuentes alternativas de ingresos y a
una ligera recuperación de los ingresos.
Si bien los ingresos totales del Estado crecieron
ligeramente en términos reales (0,2%) en 2019,
la tasa de crecimiento fue menor que en 2018 (2,2%), debido
a la contracción de la recaudación del
impuesto sobre las ventas (8,6%), que sufrió el impacto de
la fuerte reducción del número de visitantes
en las actividades vinculadas al turismo. Esto fue
compensado por la evolución positiva del resto de los
impuestos tributarios, sobre todo aquellos relacionados con
la utilización de fuerza de trabajo (7,8%), y
de los ingresos personales (15,4%). La recaudación
tributaria representó el 42,2% del PIB (en
comparación con el 42,5% en 2018)
Los gastos totales del Estado disminuyeron
un 2,6% real en 2019, frente a un crecimiento del 1,5% en 2018, debido a la contracción
en términos reales (19,2%) del gasto en actividades no presupuestadas
(subsidios al proceso productivo en la actividad empresarial estatal y a los
productores agropecuarios) y al funcionamiento de organizaciones, asociaciones
y unidades presupuestadas con tratamiento especial, que registran resultados
negativos.
A raíz de la emergencia sanitaria causada por el COVID-19,
el límite máximo de déficit fiscal
para 2020 se incrementó de 7.095 millones de pesos cubanos
(CUP) (6,9% del PIB) a 13.984 millones
de CUP (13,5% del PIB). La deuda pública contraída al cierre
de 2020 tiene un límite máximo de 18.284
millones de CUP (17,7% del PIB). Se ha facultado al
Ministerio de Finanzas a emitir bonos soberanos
colocados en la banca nacional para el financiamiento de
parte de la deuda pública que resulta del
incremento del déficit, con un plazo de amortización de 1 a
50 años y una tasa de interés promedio del
0,5%.
El régimen monetario y cambiario (fijo) sigue caracterizado
por la convivencia de dos monedas
de curso legal —CUP y CUC (pesos cubanos convertibles)—, con
varios tipos de cambio entre ellas.
En el marco de la estrategia económica y social para el
impulso de la recuperación, las autoridades
cubanas anunciaron a inicios de octubre el comienzo del
proceso denominado ordenamiento monetario
y cambiario, con la finalidad de eliminar la doble moneda
(cese de circulación del CUC) y ajustar el tipo
de cambio oficial. El proceso de ordenamiento cambiario
conlleva la focalización de subsidios y
gratificaciones, la reforma de precios de la canasta básica,
el aumento salarial en el sector público y la
transparencia de la rentabilidad real de las empresas del
sector público.
Al cierre de 2019, el superávit de la cuenta corriente se
ubicó en un 1,4% del PIB (2,4% en
2018). En 2020 se prevé una nueva reducción del superávit,
como resultado de una combinación de
factores. En primer lugar, persiste el deterioro de la
situación económica de la República Bolivariana de
Venezuela, uno de los principales socios comerciales y
principal proveedor de petróleo de Cuba. En
segundo lugar, el turismo internacional —que ya mostraba un
deterioro en 2019, cuando se redujo un
9,3%— se ha desplomado tras las restricciones impuestas ante
la pandemia. Al cierre de mayo la
reducción interanual de la llegada de visitantes
internacionales fue del 57% y posteriormente se produjo
una paralización total. En tercer lugar, se han perdido
importantes mercados de exportación de servicios
médicos y medicamentos, entre los que destacan el Estado
Plurinacional de Bolivia, el Brasil, el Ecuador
y El Salvador. En cuarto lugar, las exportaciones de algunos
bienes importantes (como tabaco y ron)
han sido afectadas y el precio internacional de bienes como
el níquel ha disminuido. No obstante, cabe
señalar que se han incrementado las exportaciones de productos
como alcohol, miel de abeja, algunos
servicios médicos y algunos medicamentos biotecnológicos,
entre otros. En quinto lugar, las remesas
familiares enviados desde los Estados Unidos han disminuido
a causa de las políticas restrictivas de ese
país.
En 2020, en un contexto externo e
interno complejo, algunos sectores —como las industrias
relacionadas con el sector
biotecnológico, los servicios de salud y las telecomunicaciones— tendrían un
desempeño positivo. El sector de
telecomunicaciones también ha sido dinámico durante la pandemia. El
sector agrícola, la construcción y
las industrias se han mantenido operando parcialmente, pero es poco
probable que mantengan un
crecimiento positivo ante la restricción de divisas para importar materia
prima. En 2019 la construcción
aumentó un 4,5%, pero la industria manufacturera (excluida la caña de
azúcar) se redujo un 8,3% y el
sector agrícola en general no tuvo un buen desempeño: la producción de tubérculos
y plátanos de freír, hortalizas y cereales disminuyó un 3,3%, un 14,5% y un
20,8%,
respectivamente.
A corto plazo, los precios de los productos de la canasta
básica continuarán sufriendo presiones
al alza, debido a restricciones de oferta (la importación de
alimentos de la isla caribeña representa el
20% de las importaciones totales) y a pesar de la
contracción de la demanda agregada. En 2020, el
Gobierno cubano siguió la política de reforzar el control de
los precios de los productos básicos, tanto
en el mercado estatal como en el no estatal, medida que se
anunció a mediados de 2019. Sin embargo,
la persistencia de las dificultades de abastecimiento de
bienes reduce la eficacia del control de precios.
En 2019, la inflación fue del 1,6% (diciembre de 2018 a
diciembre de 2019), pero en 2020 se prevé que
será mayor.
En 2020 se prevé un incremento en la tasa de desempleo,
sobre todo en el segmento de empleo
no estatal (como las actividades de arrendamiento de
vivienda, transporte y restaurantes), debido al
cierre o la disminución de actividades productivas y de servicios.
En 2019 la tasa de desempleo oficial
fue del 1,3%.
Teniendo en cuenta las previsiones de mejoramiento del
entorno económico internacional para
2021 y, en sentido contrario, los efectos del bloqueo
económico, comercial y financiero hacia Cuba por
parte del Gobierno de los Estados Unidos, la CEPAL proyecta
un crecimiento de la economía cubana
en torno al 3,0% en 2021. Esta estimación podría modificarse
según la agenda de prioridades que el
nuevo Gobierno de los Estados Unidos establezca para la
revisión de las distintas políticas aplicadas por
Trump en el marco del bloqueo. También dependerá de la
gestión —sin daños adicionales a la actividad
económica— que se haga de los rebrotes de COVID-19 que
puedan surgir en Cuba y, sobre todo, en los
países que constituyen sus principales socios comerciales y
emisores de turistas. El avance que Cuba
pueda lograr en las cuatro vacunas contra el COVID-19 que
actualmente está desarrollando también
incidirá en el pronóstico de su crecimiento económico.
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