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LA CONTRA EVOLUCIÓN DE LOS ESTADISTAS...

El nacionalismo de Don Pedro y el de Concepción de Gracia correspondía a un periodo histórico, nacional y mundial, que no es el mismo de hoy. Tampoco las teologías y las teorías de la liberación de los años 70 son las de hoy, y desde entonces el independentismo ha encontrado el socialismo y viceversa. Desde los años 60 y 70 la evolución ideológica del nacionalismo independentista, de la Teología de la Liberación y del socialismo hacen una gran diferencia. Mientras, el “estadismo” continua con el mismo sonsonete desde los años 20 del siglo pasado.

El mundo ha cambiado y con ello Puerto Rico. Desde los años 70 la burguesía nacional puertorriqueña ha dejado de existir, ha desaparecido, ha sido consumada y debilitada por los intereses extranjeros al punto que hoy no tiene fuerza de clase social nacional. Puerto Rico es hoy un país fundamentalmente de trabajadores asalariados y de colonialistas, en medio de una gran masa de inconscientes y enajenados y donde prevalece una gran confusión general ante la descomposición social. Hasta el fenómeno de la emigración, que hoy alcanza la mitad de la población, tampoco tiene las mismas características de la emigración de la postguerra. En general, las condiciones socio-económicas y políticas de la isla de los años 60/70 no son las de hoy. En nada de lo anterior, existe un techo de cristal por lo cual sería recomendado quedarse callado o avergonzarse o meterse el rabo entre las patas, todo lo contrario, hay que confrontarlo.

Sin embargo, por su parte los estadistas siguen exactamente con la misma carencia de análisis que los ha perseguido durante un siglo. No evolucionan, siguiendo la misma presentación ideológica, la misma línea filosófica, y lo hacen con la misma ingenuidad de siempre en defensa del estado federado. Escucharlos hoy es como escuchar a Barbosa o a Santiago Iglesias Pantín en la primera mitad del siglo pasado. Siguen exclusivamente los mismos argumentos, con los mismos prejuicios y con la misma ingenuidad.

Por ejemplo, vociferan elogiando la igualdad y las libertades de "la gran nación americana" aun sabiendo, o peor ignorando, que la realidad es que allí los ciudadanos prácticamente no son todos iguales ni tan siquiera ante la Ley; ignoran además el hecho que, con rarísimas excepciones, los ciudadanos norteamericanos no son libres debido a las profundas diferencias demográficas del país, diferencias que inciden y condicionan las libertades y derechos a la movilidad social y económica. Ignoran, además, las diferencias entre la pésima educación pública de masas y la educación privada para los pocos privilegiados; Ignoran las injusticias y poca humanidad de los servicios médicos privados enyuntados con la industria de los seguros. En fin, los estadistas ignoran que es el color de la piel y la demografía lo que determina en gran medida el futuro de cada cual, en aquel país, determinando incluso hasta la vida y la muerte. Demuestran ser absurdamente insensibles y ciegos ante el discrimen racial y social que son parte de la médula de aquel país y al mismísimo centro de aquella sociedad.

Los estadistas siguen vociferando en favor de la gran democracia en los EU sin darse cuenta que aquello es un circo de los potentes. No dicen una palabra acerca de las contribuciones e interferencia por parte del gran capital en la política; no dicen nada del uso del Big Media y del mediocre sistema educativo en la manipulación y neutralización de las masas. Los estadistas vociferan en favor de la gran democracia en los EU sin darse cuenta que aquello es un circo de los potentes que con las contribuciones del gran capital y usando el Big Media y el mediocre sistema educativo han modelado y modelan el presente y pretenden modelar el futuro del país y del mundo.

Ante esto, los estadistas de hoy como los de ayer, desde un tipo de Limbo, hablan exclusivamente de los grandes beneficios recibidos "bajo la protección de la bandera americana". O es que ignoran el mundo o es que son miopes, inconscientes, castrados psicológicamente, inmersos en el desconocimiento. Creen que el "americanismo" es una bendición del cielo, como si fuera una religión o misión evangélica. Peligrosamente pretenden sustituir nuestro acervo cultural por un “melting pot” que en verdad es una histórica trituradora de todas y cada una de las nacionalidades emigradas en el pasado. Además, se trata de un” melting pot” que aspira a convertir la masa popular en “couch potatoes” bien disciplinados y adiestrados, sumisos y sumergidos en la banalidad, en el consumismo y en la mediocridad de la existencia humana, todas características deseables por el Gran Capital en su interés de neutralizar el espíritu humano.

Los estadistas de ayer y de hoy, siempre han insistido en negar el desembarco militar como acción de guerra, niegan que la isla sigue siendo un botín de guerra; Niegan, además, que la ciudadanía fue impuesta por razones de militaristas; Niegan que el colonialismo es un negocio redondo para los EEUU; Son, ingenuamente o no, agentes activos que desde siempre han cambiado el patriotismo que corresponde a todo buen hijo del país, por un patriotismo artificial, ajeno, ilusorio, un patriotismo que hasta en el “mainland” los mismos yanquis, en largas mayorías usan de excusa para celebrar tan solo el BBQ y los fuegos artificiales del “4th of July”, donde se evidencia el poco o ningún sentido patriótico de aquel país. Se trata de un patriotismo de la gran masa en USA esculpido para mantener un cierto desconocimiento histórico, que fomenta la prepotencia nacional para resurgir al llamado imperialista del tipo: "Remember the Alamo, Remember the Lusitania, Remember Pearl Harbor”, etc., etc., etc. Mientras tanto, en la isla los colonialistas estadistas celebran la independencia de los EEUU como una “americanada más”, con una parada militar que no le toca las fibras del ánima nacional a nadie, excepto aquellos de los del “violín y pesetas”.

En fin, la narrativa de los estadistas de hoy como los de ayer, no se enfrentan con la realidad del mundo ni de la nación norteamericana, y niegan la capacidad de un Puerto Rico independiente por lo cual se rinden a la estadidad federada, que ellos mismo desconocen. Niegan ser plenamente colonialistas, sub entender que la estadidad representa la culminación del colonialismo.

El fervor patriótico norteamericano es puramente económico, se limita al agradecimiento por las migajas de ayer, de hoy, y sueñan con esperanza de seguir recibiéndolas en un futuro estado (que una vez era el 48 luego 50) y ahora 51, y después será 52, o 53, etc., porque la estadidad nunca llegará. Es en tal sentido que decimos que los estadistas no crecen ideológicamente, negándose a enfrentar estos temas correspondientes a la verdad de aquella nación y de la nuestra. Tan solo hablan con servilismo y con una aspaventosa ingenuidad imaginaria para definir y referirse a una Norteamérica que ellos mismos siguen inventando, imaginando, como si la estadidad fuera un cuento de Hada con un bellísimo final y donde se pierden los boricuas en aquel país, en un paisaje de los Estados Unidos endiosado, pero que concretamente, como Superman, nunca ha existido…