UNA MIRADA A Las relaciones entre Hollywood y el Pentágono…
El Departamento de Defensa de los Estados Unidos y Hollywood mantienen una larga y próspera relación productiva, se trata de vínculos estrechos entre la industria cinematográfica y los centros del poder político-militar estadounidense. El Pentágono ayuda a la producción y financiación de diversas películas con la condición de poder hacer modificaciones de guion e influir en las representaciones que la película hace de los Estados Unidos y su ejército.
El cine influido por el Departamento de Defensa
estadounidense funciona como una herramienta para la legitimación y promoción
de la hegemonía global norteamericana mediante la construcción de
representaciones maniqueístas del ejército y del poder político de Estados
Unidos. En general, las películas componen una estrategia propagandística siendo
piezas altamente sofisticadas de comunicación persuasivas y manipulativas,
según explica Samuel Vega Durán (Vivat Academia, ISSN-e 1575-2844, Nº. 150,
2020, págs. 81-102)
Desde los orígenes del cine, el Pentágono, al igual que el
nazismo, aprovechó este formidable potencial propagandístico. Entre acuerdos
cordiales y otros más bien impuestos, el resultado ha sido siempre en favor del
Pentágono, con la producción de decenas de títulos sobre guerras y conflictos,
espionajes, y la presentación de enemigos sean verdaderos, proyectados, o imaginarios.
Platoon
Labeling it 'dead on arrival,' the Pentagon refused to be part of this 1986
Vietnam War movie, which focuses on a village raid in which civilians were
killed. 'I'm told the Army wasn't pleased with the notion that this was the
kind of thing you would expect on every combat patrol,' says Pentagon
entertainment liaison officer Phil Strub.
Así ha sido desde antes que Casa Blanca convocara a Capra y
Ford para encargarles películas que movilizarían psicológicamente a la nación,
a través de películas ideológicas como “The Longest Day, Terminator, Top Gun, e
Independence Day”, entre tantos otros. La misma historia se desarrolla hasta la
guerra de Irak y el conocido bombo del rescate de Jessica Lynch, la mujer
soldado tomada como rehén en Irak y liberada en vivo en una espectacular redada
con guion del Pentágono. Un ensayo lúcido, ágil y muy actual, según explica Jean-Michel
Vlantin ( Le Terre pg. 108 códice ISBN 9788881126095) Las películas bélicas son
uno de los géneros preferidos de los grandes estudios y un medio de propaganda
para el Gobierno de Estados Unidos.
El Pentágono y Washington han intervenido en repetidas
ocasiones directamente para financiar películas y orientar elecciones. Usan las
grandes cadenas de televisión con el fin de incrementar el consenso público
hacia las elecciones nacionales y extranjeras. El binomio Hollywood-Pentágono justifican tal
acción creando “espontáneamente” un cine que denominan “de seguridad
nacional", producciones que contribuyen a formar en el público occidental
la necesidad de demonizar al enemigo del momento, según el Pentágono, y hacer
un frente común.
El acuerdo entre Hollywood y el Departamento de Defensa se basa en una simple ecuación: los productores pueden disponer de todo el material que necesiten (portaaviones, submarinos, imágenes de archivo, consejos técnicos) a cambio de que las películas que elogien a las Fuerzas Armadas exalten el heroísmo y el patriotismo norteamericano.
Todo funcionó bien hasta las dos guerras mundiales, y dio
como resultado numerosos films que ensalzaban al invencible Ejército
norteamericano. El día más largo (1962) marca el apogeo de esta complicidad.
Después, durante la guerra de Vietnam, la relación se hizo más difícil. Ambas
partes volvieron a acercarse en los años ochenta. La consecuencia de este
reencuentro fue, entre otras, una película como Top Gun. El documental descubre
cómo el Pentágono suprimió en los guiones aspectos que pudieran desacreditar a
sus tropas y a sus mandos.
"Una buena película es aquella que muestra que la guerra no es la mejor solución. Todos los filmes que han recibido ayuda del Pentágono afirman lo contrario", explica el periodista David L. Robb. Según estos criterios, “Platoon, Apocalypse Now” o La chaqueta metálica no han recibido ayuda. Por el contrario, Pearl Harbor ha formado parte de las elegidas.
El Pentágono ha estado trabajando secretamente entre
bastidores en unas 800 películas de Hollywood, según documentos recientemente
desclasificados. De acuerdo con información de la página web del periodista
Walter Goobar, la lista fue compilada por el sitio de investigación FOIA, donde
se expone cuán extensos son en realidad los programas del Pentágono y la CIA
para asociarse con Hollywood, sobre la base de unas 4,000 páginas de documentos
desclasificados obtenidos a través del Acta de Libertad de Información.
“Estos documentos, explica Goobar, demuestran por primera vez que el gobierno de los EE.UU. ha trabajado tras bambalinas en más de 800 películas importantes y más de 1 000 títulos de televisión”, refiere el informe. El informe señala que el observador promedio de películas podría sorprenderse con aquellas que realmente están incluidas en ese listado. Aparentemente, refiere, necesitaban el toque propagandístico del complejo industrial militar Ernest Saves Christmas, Karate Kid 2, El silencio de los corderos, Twister, las películas de Iron Man y más recientemente, Pitch Perfect 3.
Explica, además, que cuando un escritor o productor de Hollywood se acerca al Pentágono y solicita acceso a recursos militares para ayudar a hacer su película, debe enviar su guion a las oficinas de Enlace de Entretenimiento para que lo investiguen. Si hay personajes, acciones o diálogos que el Departamento de Defensa no aprueba, entonces el realizador tiene que hacer cambios para adaptarse a las demandas de los militares, puntualiza.
Para obtener una cooperación total, fundamenta, los
productores tienen que firmar contratos, llamados Acuerdos de Asistencia de Producción, que los encierran en el
uso de una versión del guion aprobada por militares. Destaca que, aunque por lo
general los estadounidenses se enorgullecen de vivir en una sociedad supuestamente
libre de la censura al tiempo que se burlan de los ejemplos de propaganda en
lugares como Rusia o China, el público estadounidense en verdad está sujeto a
propaganda y a la manipulación por parte del Estado más de lo que cree.
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