La nacionalización en Cuba de la que tanto se lamentan…




La otra cara de la moneda / 

 La nacionalización de propiedades foráneas es un derecho que tienen los pueblos de recuperar y socializar tierras, industrias, empresas, hospitales, escuelas y cualquier posesión que un grupo de personas lo asumen en beneficio individual.

En las normas del derecho internacional se contempla la potestad de los estados de ejercer el principio de la nacionalización para reivindicar bienes tanto de personas naturales como de personas extranjeras, siempre y cuando no se realice por motivos discriminatorios y se adjudique la correspondiente indemnización.


El Gobierno Revolucionario cubano dictó en febrero de 1959 la Ley Fundamental de la República donde se retomaron  los elementos cardinales de la Constitución de 1940, que proscribía el latifundio y establecía la expropiación forzosa por causa de utilidad pública e interés nacional.

Entre mayo de 1959  y octubre de MIL 960, Cuba nacionalizó las primeras propiedades estadounidenses, también como consecuencia de la política hostil del gobierno norteamericano que ya había anunciado una serie de medidas en perjuicio del pueblo.  Entre ellas la prohibición a sus refinerías en la Isla de procesar el petróleo proveniente de otros mercados, cortar la cuota de importación azucarera, y así una lista muy grande de ataques económicos, comerciales, y sabotajes donde murieron muchos cubanos y cubanas.

Los diferentes gobiernos de Estados Unidos, muy convenientemente se niegan a reconocer la legitimidad de la nacionalización en Cuba. Obviamente pretenden desconocer el derecho internacional y la verdad de las compensaciones o indemnizaciones, que se les pagó a los dueños de esas propiedades nacionalizadas y que algunos rechazaron.

Lo que algunas personas desconocen es que desde el principio mismo las Nacionalizaciones, NO eliminaban la propiedad privada, la burguesía cubana, lejos de verse afectada, estuvo en mejores condiciones de desarrollar una producción nacional al librarse de la pérfida competencia de los monopolios norteamericanos.  


Aquí algunas de las simbólicas propiedades y empresas expropiadas y que estadounidenses y cubanos nacionalizados podrían reclamar ante los tribunales de EEUU, luego hablamos de las otras en las que no pueden reclamar en EEUU y que también eran en manos a empresas norteamericanas. Según se lamentan el exiliado y activista cubano y presidente del Directorio Democrático Cubano y directivo de la Asamblea de la Resistencia, Orlando Gutiérrez:   El Aeropuerto Internacional José Martí, en La Habana, así como la aerolínea Cubana de Aviación, eran propiedad del cubano José López Vilaboy, fueron nacionalizados tras el triunfo de la revolución.

El muelle de cruceros en el puerto de La Habana, donde atracan actualmente los cruceros turísticos, era propiedad de la familia Behn. Uno de sus herederos, Mickael Behn, de nacionalidad estadounidense, presentó ante un tribunal de EEUU una reclamación certificada por expropiación forzosa en 1960.

El puerto de Santiago de Cuba, el segundo más importante de la isla, pertenecía a las familias García Bengoechea y Badún y fue confiscado por el Gobierno cubano tras el triunfo de la revolución. Uno de los herederos de la primera familia, Javier García-Bengoechea, demandó en 2017 a una empresa china por un proyecto de construcción en el citado puerto.

La playa de El Salado, situada al oeste de La Habana, era propiedad de la familia Castillo-Pokorny y en la actualidad alberga proyectos para edificar condominios y campos de golf en asociación con la cadena española Globalia.


Las playas de Gibara y Yaraguanal, situadas en la provincia de Holguín, fueron antes de su nacionalización propiedad de la familia Sánchez-Hill. Hoy cuentan con oferta hotelera del grupo militar Gaviota, que controla buena parte del estratégico sector del turismo en Cuba; de Blau Costa Verde Beach Resort, de capital español, y Fiesta Americana Holguín Costa Verde.

La Destilería Santa Cruz del Norte fue expropiada a la familia Carrillo-Albornoz y la cervecera Tropical a la familia Blanco Herrera, fábricas donde hoy el Gobierno cubano elabora, entre otras bebidas alcohólicas, el ron cubano Havana Club.

La zona especial de desarrollo del Mariel, el proyecto estrella de Cuba para atraer inversiones extranjeras, se realiza en terrenos nacionalizados donde las familias Carranza-Bernal, Carbonell-González y Blanco-Rosell poseían ingenios azucareros y de cáñamo.

El hotel de cinco estrellas plus Manzana Kempinski, gestionado por la cadena suiza Kempinski y ubicado en un lugar privilegiado de La Habana Vieja, era propiedad de la familia Gómez Mena.

Nada más y nada menos. Esa es la lista publicada por el presidente del Directorio Democrático Cubano y directivo de la Asamblea de la Resistencia, Orlando Gutiérrez.

Añada, además, las "heavyweight” nacionalizadas como las compañías petroleras como Esso Standard Oil, Sinclair Cuba Oil Company, Texaco y Shell (inglesa) se trasladaron al eje de dominio del estado cubano, todas “castigadas” por no haber accedido a refinar petróleo crudo procedente de la Unión Soviética. En concreto, el escenario se tradujo en la nacionalización de todas las empresas de compañía eléctrica, de teléfonos y otras treinta y seis centrales azucareras que tenía Estados Unidos en la Isla, entre ellas, The Francisco Sugar Company, The Cuban American Sugar MilI y United Fruit Company.

¿Quién se benefició de tales nacionalizaciones, será el pueblo cubano? ¿Quién se beneficiaba de no ser nacionalizadas, los propietarios accionistas y el "management" de esas compañías? Hable con su corazón y con sus dos dedos de frente para encontrar las respuestas.


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