La Reforma Agraria de 1941 en Puerto Rico
Por: Neryna X. Cuadrado Ramos
Gurabo, P.R. Jueves 31 de enero de 2019
La reforma agraria puertorriqueña de 1941
Puerto Rico recibió el siglo XX bajo la subordinación de un nuevo régimen. “Tras la culminación de Guerra Hispanoamericana, Puerto Rico fue cedido a los Estados Unidos por parte de España en un acuerdo conocido como El Tratado de París” (Alegría, 1998). A partir de estos eventos, Estados Unidos ejerció el control sobre la política local mediante la implantación de la Ley Foraker de 1900 y más tarde, de la Ley Jones de 1917. Ambas leyes establecieron una relación de dependencia colonial que se centraba en beneficiar los intereses económicos y políticos estadounidenses. Uno de los estatutos comunes establecidos en las leyes Foraker y Jones prohibía a las corporaciones agrícolas poseer más de 500 acres para su producción. Sin embargo, desde principios de siglo, la tierra fue controlada por grandes centrales azucareras que colmaban de riquezas las arcas del capital externo y convertían la ley de los 500 acres en letra muerta. “Las centrales acapararon mucho más de los 500 acres permitidos en la Ley Foraker y la Ley Jones. La ausencia de medidas ante la infracción o de mecanismos para supervisar la extensión de las fincas permitían la ilegalidad’’ (Mota, 2015).
Durante la década de 1930, la tensión socio-económica
prevaleciente en la isla había aumentado debido a los efectos de la Gran
Depresión mundial y a los daños al sector agrario ocasionados por los
huracanes. Los cambios en el sector político local y la devastación dejada por estos
fenómenos naturales propiciaron las condiciones para que el monocultivo de caña
de azúcar se perfilara como el nuevo motor de la economía de Puerto Rico. Los
cultivos de subsistencia fueron los primeros en sufrir en embate del coloso
azucarero. Los datos históricos muestran
como “el área dedicada a la producción de caña de azúcar aumentó de 72, 146
cuerdas en 1899 a 145,433 en 1909, y 237,758 en 1929” (Mota, 2015). Debido a la
economía orientada a la exportación del azúcar y el acaparamiento de tierras,
los suelos que antes eran dedicados a los cultivos de subsistencia ya eran casi
inexistentes. Para ese entonces, el sistema de tenencia de tierras en Puerto
Rico se había convertido en un serio problema socio-económico. La mayor parte
de las tierras cultivables se encontraban acaparadas por grandes compañías
azucareras como la “South Porto Rico Sugar Company” y la “Fajardo Sugar Company”,
cuyas enormes ganancias no se sumaban al capital de la isla. El predominio
económico de las grandes corporaciones azucareras significó el empobrecimiento
de la clase trabajadora puertorriqueña. Los sueldos del trabajo en las
centrales azucareras eran miserables y a duras penas permitían que las familias
pudieran subsistir. Los trabajadores se vieron obligados a pagar precios muy
altos por los alimentos de consumo básico que eran importados de los Estados
Unidos. La dieta diaria del pueblo puertorriqueño cambió drásticamente y
estaban mal nutridos pues a pesar de la importación, escaseaban los alimentos
esenciales.
El
jíbaro puertorriqueño se vio desplazado de su tierra, hambriento, sin poder
cultivar para su propia subsistencia y con ingresos miserables que dependían de
un trabajo asalariado en las centrales azucareras. Las familias vivían bajo
condiciones de pobreza extrema y solo contaban con el mínimo de los productos
de consumo básico los cuales, a duras penas, les permitían subsistir. El pueblo
estaba experimentando una crisis humanitaria que dio paso al surgimiento de
revoluciones sociales y laborales. Esto llevo a que se optara por la vía del
activismo político. Ante la crisis y las presiones de una legislatura
puertorriqueña, el gobierno estadounidense comenzó a implantar programas de
reformas socio-económicas conocidas como El
Nuevo Trato de Estados Unidos hacia Puerto Rico. Junto a estos programas,
se formularon propuestas de proyectos nacionales de corte reformativo que
apoyaban el Nuevo Trato como lo fue el reconocido Plan Chardón.
El Plan Chardón tuvo como propulsores a Carlos Chardón,
Rexford Tugwell y Luis Muñoz Marín. El plan propuesto recomendaba disminuir el
poder de las centrales azucareras, diversificar el sector agrícola y
distribuir, entre los agricultores, las tierras productivas para fomentar la
producción local. Nos dice Rey (2016) que:
El plan propuesto contenía varias iniciativas, entre las
que destacaban: frenar los intereses corporativos de la industria azucarera;
limitando su producción, haciendo efectiva la Ley de los 500 acres y fomentando
la creación de corporaciones públicas en el sector azucarero. El proyecto tuvo
una férrea oposición por parte de las compañías azucareras y nunca llegó a
ponerse en práctica, pero fue un documento esencial en el nacimiento de la
reforma agraria.
Es mediante las presiones del poder legislativo y tras varios procesos
judiciales por incumplimiento del estatuto de los 500 acres, que esta
controversia llega a manos del Tribunal Supremo de Estados Unidos. En 1940, dicho
tribunal emitió una decisión de caso favorable al pueblo de Puerto Rico. “El
fallo judicial emitido contribuyó a fortalecer el proyecto de Reforma Agraria
que en 1941 el Partido Popular Democrático (PPD) sometió a la legislatura bajo
el liderato de Luis Muñoz Marín” (Botwell, 1987). Luego de esto, se creó la Ley
de Tierras de 1941, la cual dio inicio oficial a la Reforma Agraria
Puertorriqueña. La legislatura puertorriqueña presionó para hacer cumplir la Ley
de los 500 acres, mientras que la Autoridad de Tierras, creada por la Ley de
Tierras, fue la agencia encargada de la repartición de terrenos. El proceso
comenzó con la compra de terrenos por parte del gobierno a las corporaciones
azucareras y luego se fueron repartiendo estos terrenos en forma de parcelas a
los agricultores. Los resultados más destacables que se lograron con esta
reforma agraria fueron: la repartición justa de la tierra; adiestrar a los
agricultores en métodos agrícolas; establecer fincas
que funcionaban como cooperativas; y lograr la diversificación de la
agricultura para abandonar el monocultivo cañero.
A pesar de que la Reforma Agraria de 1941 trajo buenos avances
en las condiciones de vida de los puertorriqueños, su éxito fue parcial pues no
se lograron las expectativas económicas de su implantación. También se
considera que el éxito de esta reforma fue relativamente corto, pues muchos
agricultores vendieron sus parcelas y se mudaron a zonas urbanas para
participar en el nuevo proceso de producción industrial que se abrió paso en
Puerto Rico. La nueva política económica de los años cuarenta buscaba una
industrialización “criolla” marcada por la decadencia agraria y una creciente
ola migratoria. Los agricultores abandonaron los campos para irse a buscar
trabajo en la ciudad. Se podría decir que la Operación Manos a la Obra, propulsada por el mismo Luis Muñoz Marín
en 1947, trajo consigo la muerte de la reforma agraria puertorriqueña.
Con el cambio de una economía agraria a una industrial, el país experimentó grandes mejoras económicas. Este lapso de prosperidad perduró por más de dos décadas, pero también tuvo consecuencias adversas como: una mayor dependencia alimentaria de productos importados, un sector agrario quebrantado y una producción agrícola local mínima. La prosperidad agro-industrial acabó a mediados de los años setenta y desde entonces Puerto Rico no ha podido retornar al alto crecimiento económico vivido en esa época. Es un tema que resulta ser todavía muy relevante pues tras el paso del huracán María por la Isla, cerca del 80% de la producción agrícola local sufrió daños. Previo al huracán, esta producción agrícola local cubría solo un 15% de la demanda alimenticia total de la isla. Tras el evento, se redujo esa cubierta a un 6% o 7%. Eso quiere decir que cerca de un 93% del consumo alimenticio actual en Puerto Rico, es de productos importados. Se estima que este porcentaje podría colocarse en un 95% en este año 2019. Esto coloca a Puerto Rico en una posición de inseguridad alimentaria a nivel global y nos invita a reflexionar en que quizás el momento para idear una nueva reforma agraria es ahora.
Referencias:
Alegría, Ricardo E. (1998). “El 1898 en nuestra historia”, en Félix Ojeda
Reyes, ed. 1898:
Los días de la guerra. San Juan, P.R.: Editorial Universidad
Interamericana, 8-20.
Botwell, Reece B. (1987) . Orígenes y desarrollo de los partidos políticos
de Puerto Rico
(1869-1980). s.l.
Río Piedras, P.R.: Editorial Edil.
Cruz Monclova, Lidio. (1970). Historia de Puerto Rico, Siglo XIX. Río
Piedras P.R.:
Editorial Universitaria.
Mota Maldonado, Yanelba. (2015). Sociedad e industria
azucarera. Enciclopedia de Puerto Rico.
Recuperado de
https://enciclopediapr.org/encyclopedia/sociedad-e-industria-azucarera/
Rey, Jose R. (2016). Reforma agraria puertorriqueña. Enciclopedia de Puerto
Rico.
Recuperado de
https://enciclopediapr.org/encyclopedia/reforma-agraria-puertorriquena/
Santiago Caraballo, Josefa. (2016). Reforma agraria de 1941. Enciclopedia
de Puerto Rico.
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https://enciclopediapr.org/encyclopedia/reforma-agraria-de-1941/
Waceke, J. W.,
& Kimenju, J. W. (2004). Intensive Subsistence Agriculture: Impacts,
Challenges
and
Possible Interventions. Dynamic Soil, Dynamic Plant, 1(1), 43-53.
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